Alejandra












Para Alejandra y su amor al arte


No habitaba amor alguno, ni ilusión, ni esperanza.
No habitaba el deseo corrompido ni las ganas de una
noche con desfile de risas.
No fue mas que una ráfaga de amor, un suspiro que
el olvido lo llevo en su andar. Y así empece a olvidar
de un sublime amor en mi alma.


Que locura es la idea de imaginarte.
Que humillante es amarte en la locura
de mis días. Que extraño es esperar
la primavera cuando ni siquiera tu sombra
se asoma a mis espaldas. Que locura es amarte
en el silencio de mis días.

Como puede la duda pesar en tus labios,
y la primavera acecharnos en tiempos donde
nuestra alegría se encuentra corrompida por
los murmullos del viento.
Como se si te amo, cuando tu piel se adosa
con otra estirpe.

Quisiera convertirme en tus alegrias
al despertar, desayunar tus sueños cuando
las ideas se posan en tu mente. Como quisiera
dormir tus miedos en baúles herméticos para
que este no ahuyente mi cariño.
Como quisiera envolverte en mis brazos
mientras un  temor no se apiade de tu alma.


Sus pupilas se dilatan ante la pasión corroída del tiempo.
Y no se escurre de sus labios cada sendero de un cuerpo
golpeado por los marchitos otoños de un momento.
Cuando la venus dormida se despierta en la noche
más inhospitable de los pensamientos.



El caballero tomo su fuerza dormida, tomándola
por la delicada travesía de su cadera de nívea piel.
Imploro a Dioses de estrellas lejanas que aparten


descomunales cuidados, sacrifico su inmortalidad
para sentir el propio dolor de las demás heridas.
Y dejo morir en sus manos, el eterno sueño que
se reflejaban en sus pupilas.

No deseo que las brisa te cautive en con su
canto. No busco perderte en la penumbra
de lo absurdo de todo esto. No genero la
idea inaudita de dormir en la distancia
de tus besos. No deseo ser tu pensamiento
final, cuando la luna bese tus sueños.

Ya el silencio arde con la angustia de saber de ti.
La brisa que acecha en cada sendero la
habitación vacía. Mientras las hojas
desmayadas en letras palpitan en los días
grises.

La niebla se anticipa en mi
mirar, buscándote en un
simple recuerdo absurdo.
La niebla se anticipa ante mí.
Durmiendo en su piel, dejando
una huella en mí.

Te busco en murmullos,
senderos escondidos de
mis recuerdos. Te busco
cuando tu luna se esconde
de tu mirar. Te busco en
esta soledad.

El frio azota tu rostro marchito,
mientras la lumbre se quiebra en
huecos de arbustos sin alma.
Mientras pierdes noción en
anhelos perdidos en el tiempo.

¿Como la alegría se apagaría
en tu alma de niña?
Mientras el murmullo del viento
duerma en mis manos.
Mientras busque la manera de
encariñarme a tus besos.

Eres la fuerza de mis
palabras atadas en mi mente.
Eres ese sublime momento
que deja un recuerdo en la
eternidad. Eres aquello que
mis mañanas buscan en su
ansiedad.

La lluvia marcha en tu cuerpo
sin respeto alguno a que
quiebres en la cama.
Mientras se conjugas con
las ideas de mi alma.

La pluma de mis manos
mueren ante el papiro de tu
espalda desnuda. No descubre
palabra alguna, ni quebranto, ni
deseo. Mientras la tinta de besos
se muere con el deseo de dejarlo
impregnado en tu alma.

Calma mi alma ante tu voz,
calma mi silencio, mis angustias
que salen despavoridas en las
noches sin tu calor.
Calmas mi deseo, ese temor
que muere cuando escucho tu voz.

Siento celo de los murmullos
que se duermen en mi mente.
Como de las propias estrellas
que cuidan de tus sueños en
tus soledades.

Quizás los besos mueren
en llanto con los intentos
desafortunados. Sin romper
esquemas. Quizás las canciones
de amores inesperadas, sin voz,
sin plan, ni caricias muriendo en el
espacio, quizás..., ni muera en
tu mirar.

Los sueños se mueven
en atmósferas del anhelo.
Cuando la ciudad con su ruido
no le deja sus alas desplegar.
Y la despedida con espera, con
ese tiempo atado al volverte a ver.

Las horas se consumen en las
demoras de palabras que jamás
nos dijimos. En el lenguaje de miradas,
buscando donde depositar sin que
destruya el momento eterno de tu
tiempo.

Ya no me cautives con tus labios.
Ya no me quites de mis nubes de
vuelo bajo.
Ya no me demuestres tu alegría,
que mi corazón se espanta en la
búsqueda de tu felicidad.

Tus hombros ya tocaron el cielo
en amaneceres húmedos.
Ante las estrellas que descansan
en tus manos de seda.

Quisiera dejar huella en tu alma,
mientras el mar borra tus decepciones
en noches de luna nueva.
Quisiera ser aquello que te
regrese una alegría en tu soledad.

Desmayan las hojas en la soledad de mi caminar,
mientras la brisa se dispersa en mi sendero desolado.
Buscando recuerdos en tiempos olvidados por la ira del
silencio, cuando el propio orgullo nos encadena el cuello
tragándonos nuestra verdad.
Se desmayan mis deseos en noches perdidas por tu soledad.

Adonde encontrare las fuerzas para calmar mi..., insomnio, deseo,
mi tormento que lo guardo en palabras absurdas de celo.
En donde encontrare, tu piel canela en mis días grises, cuando
tu aroma desfile ante mi rostro en camas separadas.
En donde te encontrare, cuando el deseo me abrace,
ciego de amor, en donde te encontrare.

La palabra tomo forma, mientras tus labios corregían las
heridas de un pasado. El viejo piano, desaliñado sin quien
le desnude ninguna nota aguda de sus entrañas.
La palabra tomo verdad, cuando tu miedo muto en seguridad.

La ansiedad se convierte en un velo persistente, la angustia
perdida en miradas fugases sin punto fijo.  Esa pasión escondida
entre los deseos olvidados de la duda, mientras los gritos que guardan
silencio en paredes húmedas del desconsuelo.

No se marchan las caricias ni con la brisa que encalla en tu
cuerpo. Aquel silencio de la esperanza abrazada entre las sabanas
perfumadas. No concilio el sueño marchito que dejas en mis manos,
ni las ideas abstractas construidas con tus palabras quebradas
en llanto. Me alejo de tu ser, como la luna que da paso a tu
nuevo amanecer.

Venus eleva monumentos de pasión, pinta amaneceres
con acuarelas de paisajes extraños difuminadas en su
alegría. Murmura junto al viento que corretea entre
las almas, apacigua a los labios más enfurecidos de traición, ella
es la sublime ternura escondida bajo el yugo de la duda, ella desafía
al cielo ante sus ojos afilados de misterio, que dejan perdido a quien
conquiste sus deseos.

Mis manos ya no desnudas tus heridas del pasado,
mis labios ya no buscan perdidamente apropiarse
de tus deseos más prohibidos.
Mientras mis ojos siguen perdidos en la cordillera
de tu cuerpo desnudo, mientras busco un error
divido de tan bello ser, sin poder comprender
el vulgar apego de tu cuerpo junto al mío.

Tus ojos me desvelan con cuentos que ya ni el
tiempo comprende, las estrellas desafían a las nubes
en las horas transcurridas de tus palabras.
Mientras el día nos brinda su lumbre, en la
angustia de saber que nos depara.

Quisiera cometer el error de dejar de amarte.
Romper la rutina de buscarte en las noches donde
te vuelves mi sosiego. Quisiera cometer el error
de por una noche olvidarte, mientras se apagan
las luces de este deseo.

Mis palabras desnudan tus verdades ocultas,
mientras te arremeto el cuerpo con besos sin aliento.
Desabrochando tus miedos con mis manos, sintiendo
la agitación de tu ser. Reposo sobre tu pecho, esperando
que las tormentas cesen de tu ser.

Sus manos cultivan amaneceres fértiles de amor, cuando el frio lo afronta en las noches húmedas de soledad, las estrellas en silencio cubrirán su majestuoso ser. Cuando la luna declare su rendición ante su lumbre de bondad, en la lejanía, mis ojos se impondrán, observándola sin el celo de la noche que vela en sus sueños.

¿A quién enfrenta las dudas de palabras absurdas?  como el murmullo del viento anhelando su grito. ¿A quién podríamos juzgar cuando nuestra propia sombra se concilia con la lumbre? ¿A quién, debería reclamar un inocente por el pecado de tus labios? ¿A quién debería acobijar las caricias de un enamorado, a quién?

Los amaneceres se funden en sus ojos de porcelana, más la soledad huye de su suspiro en la cama. Mientras su piel de fino lienzo enfrenta sin temor alguno al invernal deseo de abrigar su ser. Ella duerme en la constelación más cercana de mis pensamientos, en donde mis manos se vuelven nubes.

Los deseos caen apresurada mente al lecho de seda, cuan tan sublimes caricias recorren los senderos de tu espalda. No fermentan con el tiempo, las ansias de una noche eterna, ni de una risa perdida en el espacio, no mueren los amantes, no mueren el trajín con el despertar, no mueren los besos, ni el destello de tus ojos sin un día dejara de mirar.

La clinofilia de almas impares, cuando las alegrías se distinguen en las indirectas discutidas por el lamento de saber la realidad. Mientras los sentidos mueren de miedo, cuando gritan los dedos la letanía de caricias inseguras. Y camino, soñándote de día, muriendo en cada paso de mis días urgente, de un pasado hecho presente, sin reclamar lo que tú me das.

En la tempestad de ideas, deformando caricias con la daga del tiempo.
Despertando en amaneceres que transcurren en simples suspiros de silencio.
Ese entrañable deseo perdido en la espesura de tu ser.

Conquistare las dudas perdidas en nubes lejanas.
Depositare mis miedos en cofres con tu aroma de fina estampa.
Caminare ciegamente en las noches, buscando refugio para seguir
buscándote.
Correré el riesgo de sangrar cuando tus manos se vuelvan espinas de
pasión innata. Cuando mi respirar deje de agitarse junto a ti.
Tus labios fijaron un rumbo sin regreso, tus lagrimas se petrificaron en
la batalla de no anunciarse ante el sol. Mientras mi alma en la distancia
te distinguía. No fue vil el tiempo, ni la angustia de saber que pasaría después. No fueron culpables las horas en que las caricias se abrazaban en silencio. Solo fueron tus labios, que dejaron encendidas un sentimiento.

Ella dormía en sueños de cristales fragmentados. Mientras las flores
clamaban su despertar. Ella cabalgaba en heridas sin suturas, cuando
la luna buscaba iluminar su noche. Ella no escuchaba a su corazón lo
que declaraba...Sin embargo la lluvia, lavo su rostro de esperanzas, con
anhelos que se formaban en el firmamento.

Calma mi duda con tu mirada, cuando mi camino se presente hostil.
Calma a mis labios cuando tengan sed de ti, cuando la luna olvide
desafiar ron su rayo de luz. Calma a mis deseos más vulnerables, cuando
tú ya no estés aquí. Calma a este ciego, cuando deje oír tu llamado. Calma
aquello que fugazmente brota... sin que tu sepas que está ahí...con un simple beso antes de partir.

Se mi lumbre en mi caminar, y yo seré tu vicio de amar.
Se mi guía en la tempestad, y yo seré tu lucero en la distancia.
Se mi dama, y yo seré el forastero de tus deseos.
Se mi Calor, y yo seré la calma de tus angustias.
Se mi todo, y yo seré ese quien desaparece de tus días.

Mis manos pierden la noción cuando estas desmayan sobre tu cuerpo.
Mis labios, se quiebran con la ausencia del néctar de los tuyos.
Mis miedos se consumen, cuando dejas de mirarme a los ojos.
Mas en la fría noche, la soledad me abraza con tu olvido.
Sin poder conciliar sueño alguno junto a tus caderas.

Las lágrimas se forjan con tu ausencia desmedida.
Cuando la brisa trae consigo murmullos y los posa
en mi ventana. Durante el silencio de nuestras presencias.
Sin saber si nuestros labios volverán a cruzarse.

Ella no desea esperar encallada en un puerto abandonado.
Ni suplicar a las aves que levanten vuelo en busca de señal
alguna. Ella solo espera en silencio, como los suspiros derrochado
a los cuatro vientos. Ella solo espera, con la angustia de saber
si su alma volverá a creer en otros labios.
La llama del deseo se desfigura con los gemidos, mientras el sudor
corporal hidrata nuestras espaldas. Cuando las caricias dejan de fluir
en simultaneo, con el desorden de risas nos aferramos a incomodas
acciones. Buscando complementar con el tiempo perdido, lo bello del
deseo espontaneo.

Permíteme perderme en el mar de tus anhelos, cuando el frio te maltrate
en sus días, abrigarte con mi calor. Transformar aquello que jamás has podido transformar con tus manos. Cuando tu mirada se dilate con el correr de los tiempos, tomarte de la mano para darte la seguridad de que estoy pisando tu propio sendero.

Se mis cimientos para que mi fuerza no duerma con el correr del tiempo. Mi refugio cuando la tormenta intente arrebatarme de tus brazos. Yo sin dudar de tus labios y tu cuerpo de ánfora, me dedicare a forjar mis sentimientos en llamas indestructibles, dinamitare mi ser en canteras de felicidad con tu ser. Se mi sombra cuando precise de tu querer.

¿Qué dirán las aguas al verte desnuda bañando tu ser? . ¿Cuándo la briza comience a abrigar su torso desnudo en la cama? Mientras mis manos te busquen en ilusiones ópticas de mi sueño.

Quisiera que las nubes transporten mis palabras a tu ser. Que se impregnen a tu cuerpo, para que sepas lo que mis labios guardan en las noches de tempestad.
Y que rumor de mi felicidad opaque la realidad de tu verdad.

Cuan cerca están los labios de la felicidad...que en la lejanía buscamos de ella. Cuan cerca está el perdón...que las raíces del rencor afloran sobre nuestras cabezas. Cuan cerca estamos de darnos pasión...que a veces la rutina rompe la sinfonía de lo que alguna vez nació.
Tus manos se desvanecen, y las arrugas se hacen presentes. Las ojeras de las noches apasionadas...se duermen en tu rostro. Cuando la risa desafía al día a romper tu felicidad innata de niña malcriada. Tus anhelos se forjan con las oraciones perdidas de un poeta.

No tengo más que letras absurdas divididas en frases, conjugaciones de ideas abstractas convertidas en sentimientos. No tengo discusiones febriles de pasiones expuestas por ladrones de tus sueños. No consigo definirte entre mis palabras la majestuosidad de tu ser. No consigo entender la realidad de este sueño de un ayer.

Interrúmpeme en mis sueños olvidados, constrúyeme pasillos para hallarte en mis días de lluvia. Transforma las ideas en bloques de fabulas. Interrúmpeme cuando mis labios te busquen en la oscuridad, interrúmpeme como la brisa atrevida en mi cuarto. Interrúmpeme en risas infinitas, interrúmpeme eternamente con tu pasión.














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