El calor de su mirada



Para  Diana V.

Las heridas del pasado nunca sanan, mientras por los orificios de las cicatrices penetran los recuerdos. Que arden en imágenes difusas. Bajo una fina armadura llamada silencio.
Tus labios guardaban el silencio de la discreción. Los míos… la voz a los cuatro vientos. Pero un día tus labios dejaron de guardar tal silencio, que el viento tomo la palabra y lo esparció a oídos astutos con lengua de espada oxidada. Y estas sisearon a los míos…comentando la razón de tu adiós a este sentimiento.
La luna ya no me cuestiona. La palabra huye de mi tinta. Mientras en las paredes húmedas de mi morada, yacen todas aquellas palabras que no encuentran lugar en tu mente. En la oscuridad de la noche.
Le cuestiono al cielo motivos que solo la lluvia sabe responder. Y sin embargo en la distancia en que encuentras tú ser. La brisa me trae noticias de ti. Y no hallo más flor que niega tu parada en el sendero exótico de tu cuerpo.
Las pecas de tu rostro, son un pictograma hecha por los dioses. Es conjunción de estrellas, espacio y tiempo. Es el reflejo del propio cosmos de tu cuerpo de luz divina.
Tú dejaste una puerta abierta en la oscuridad de mis días.  La lumbre de tu mirada me saco de la ciudades vacías…y con tonos de cenizas. Pero me cegaste los ojos en el limbo de tu vida.
El sol combate con el carmín de tu cabellera. Eros se vuelve lejano y distante…para no ser consumido por sus llamas. Mientas Baco sin desenfado te solapa con su brebaje en su aposento.
Las gotas de lluvia son los segundos de mi vida. El suspirar, una esperanza ya perdida en el tiempo. La sequia de mis labios ya han tocado puerta. Y todas las palabras en una paradoja.
Quisiera las cadenas que despojaste de mis manos. La piedra que debía subir a la cima de la montaña. Quisiera volver a ese invierno que te encontré…desmayar al tiempo para tomar camino a tu encuentro.
Tú depositas los tulipanes en el sendero. Mientras las hadas cantan junto a tu cabellera. Eres esa brisa que arranca una esperanza. Ese destello de luz, en la noche más oscura de mis días.
Tus lágrimas son diamantes en bruto, son el exilio de Hefestos al querer fundirlo en su fragua. Las llanuras de tus caderas son hojas de acero de doble filo. Y tu…una obra, relieve, pintura que Da Vinci olvido mostrar.
La sangre derramada del delirio aun sigue fresca. Ya la fuerza de pesadumbre se despedaza con el tiempo. Las flores se tiñen de gris…el cielo se empieza a enrojecer. Mientas tu opaca imagen se borra de mis recuerdos.
Cuando el silencio apago el susurro de tu cuerpo, hecho de guitarra. Devorando al tiempo en una tarde común. Sin esperar las respuestas de una  mañana. Mientras las ventanas de tus ojos dejaron de sonreír al partir de mí.
Quédate, quieta, ahí... ¡si!, con esa paz más que extraña. Déjame intentar imitar a tu creador, robar los colores de las flores…el aroma de tu sudor convertirlo en mi fragancia. Quédate, quieta, ahí…sin queja, ni pena…alguna…del cual te escondes. Quédate, quieta, ahí…sublime como en aquel sueño que tus labios me robaron.
Eres la catleya de mi edén. La que humedece mi espalda para soñar el terrible deseo de querer tenerte a mi lado. Sin alma, ni cuerpo…que absurdo es respirar intentando estar aquí…vivo.
Simplemente urge la razón de mis palabras sin que sean sentimentales. Simplemente, no encuentro armonía para tu canto. Mientras pueblan en mi mente la verdad de esta vida, con traje de historias desencadenadas por tu cuerpo. Simplemente me quedo en mi silencio, buscando una locura que me lleve a tu horizonte, de razón y equilibrio.
Afrodita cautivo a Adonis con sus deseos. Llevándolos como un torbellino al cielo de su esperanza. Mientras Prometeo corría con una llama inexistente a sus ojos. Afrodita, tomo los besos apagados y desabridos de los Dioses…, depositándolos en las mejillas de Adonis. Convirtiéndolo en lucha, deseo, amor inalcanzable, anemona de su jardín. Afrodita, la diosa de mi existir.
Apolo aguarda en silencio. Artemisa duerme adosado a su cuerpo. Mientras en un astrolabio los mortales buscan la distancia exacta para llegar a los Dioses. Zeus, siente celos, Hera ya desnuda yace ante los ojos de Eros. Hades…tiño su mundo de fotogramas con colores vivos. Mientras las ninfas ya no corren detrás de Apolo. Que conflicto…dejo Perséfone en el olimpo que ya ni el propio amor parece verdad con los gemidos de Afrodita.

Comentarios

Susana ha dicho que…
Cada día escribes mejor, más colores, más metáforas,más vida. Felicidades por este logro y muchos cariño.Susana

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