La tempestad de sus anhelos



Para  Diana V.

En la oscura noche, busco el norte de tu ser. Mientras imágenes corroídas por el tiempo me transportan al cuarto de la soledad. Esperando llegar a besar…, tus labios oscuros…en la oscura noche.
El silencio de las almas que invaden los pasillos. El miedo retorna…el miedo de la niñez hecha piedra. Bajo la luz de la luna.
El guerrero descansa frente a la hoguera de tu soledad. Recordando que su fuerza duerme ante tus ojos. Abrazado al calor de tus besos que se han guardado en su cuerpo. Esperando bajo silencio, que la neblina desaparezca para ir a tu encuentro.
Como una ráfaga de luz. Como un soplo de vida. Como lo herméticamente desconocido. Así tu esencia penetro a mi armadura de cristal fino. Como la aurora de tus ojos, dormidos por el reposo de mis caricias. Así tú tomaste mi corazón…de mis alas…y me abrazaste con tu ilusión.
Estoy en la deriva de mis dudas. Con mar hechas de lagrimas. Buscando en el horizonte el faro de tus ojos. Para hallar el néctar de tus labios. Eres la quimera de mi cuerpo. Eres el grito de la aurora, eres mi suspiro constante, eres la cegadora de mis días corrompidos por las angustias. Eres mi sentir con velo de silencio.
Eres el hito de mis palabras. La conjunción de los deseos encajonados. El verso sublime del viento. El arrullo de ninfas. Tus pies son el abono de mis ganas…. Tus manos, pétalos caídos del propio edén. Como distraer mi mirada, como detener una gota que se funde con el mar. Como evitar querer tu luz en el ministerio del abismo. Como decir basta, de este derecho de amar, si sigo escribiendo para ti.
Tu cuerpo es mi papiro. Mientras mis dedos descalzos recorren la perfección de la misma. Y tus lágrimas descienden sobre tu torso desnudo…convirtiéndose en palabras. Y tu mirar es como una bala que rompe los pedazos de cristales de sueños, en realidad. Ese ser celestial que colorea mi cuerpo mutilado…son tus besos son tus deseos…jugando al amor. Olvidando que la pasión murió cuando buscando sus ideas fulminaron al sol.
Aunque este cayendo a un abismo. Y los ángeles de oscura esencia vean mi muerte. Jamás olvidare que llegue junto a ti a la cima. Y te ame abrazado al viento hasta el fin de los tiempos.
Encallado en el puerto de tu cadera. Fijo mis pupilas en el sendero mutilado por el deseo. Camino firme…mientras un muro nos separa. Y aves con alas de sentimientos escondidos, dan vueltas encima de mí ser. Buscando carne y deseo…más solo descanso en tu muro de anhelos. Y este conquistar de tiempo perdido para vivir junto a tu pecho.
La chispa de la llama danza ante sus ojos corroídos por las múltiples batallas. Su armadura ya dejo de ser cristal de rocíos, de bosques vírgenes. Sus manos, ya tan solo tiemblan de tanto blandir su espada…de voluntad oscura…y corte de luz divina. Y sentado frente la hoguera, su corazón se apaga, imaginando con sus manos, la seda de su aroma impregnada en ella. Mientras  su respirar cae lentamente, brotando una lagrima hecha de cristal con anhelos. Su rostro de vuelve gris y piedra…bajo el claro de luna.
¿Cómo hallar el destino de aquello que es incierto? ¿Cómo suplicar a Helios para que ilumine mis senderos? ¿Dónde puedo encontrar a Higea para curar las heridas de este mundo? ¿Cómo podre explicarte al mirarte a los ojos que estas heridas sin mi fuerza para poder volver a amarte? ¿Cómo el silencio de tu querer sabrá que mis palabras son dignas de su verdad, ante tu ser de Diosa guerrera? Como…
El herrero tomo mis dudas y sueños. Mis lágrimas y esperanzas forjando así mi espada. Mi armadura fue forjada y fundida con tus caricias para cuando el frio azote mi cuerpo. Con tus besos, para cuando me sienta afligido por las noches. Con tu aroma y silencio, para cuando me sienta distante de ti, y te busque en la fría noche. Y su brillo con polvos de estrellas, arrancados de tus pestañas cuando yaces dormida.
Allá, donde el horizonte pierde sus colinas. En donde la aurora posa su luz. Donde sonidos de lira retumban ferozmente. Ahí, donde te encuentras desnuda, clara y distante. Mas allá de los divino, exótico y ambiguo. Ahí, te encuentras tu, ahí donde los deseos no llegan. Y los rayos del sol piden permiso para proyectar su luz. Ahí, te encuentras tú, diosa inmaculada.
Eres un monumento colosal. Radiante y única como el mismo diamante. Eres ámbar y sabia de árbol. Ríos y cascadas forman tu cadera como ninguna otra. Eres el abono de mis días. El lucero de mis mañanas. Eres mi poesía sutil, encarnada en mujer. La fuerza eh impulso, gracia y humildad. Eres todo…eres el centro de mi vida.
Tú cubres el cielo con tu alegría hecha de arcoíris. Ahuyentas al silencio con tu risa. Pintas el cielo con las estrellas más brillantes. Tu cuerpo se vuelve acuarela en primavera. Y lana en invierno. Tu palabra son flores de inmensos aromas. Y tus ojos el cristal con que me miras en la distancia.
Que exista las hormonas sin efecto, las estrellas en tu pecho, mi silencio, un vino de tu sangre, un te amo de tu boca, un suspiro mio...que exista.
La atracción de nuestros cuerpos, el éxodo de los besos y aun en la distancia. Te siento a mi lado…te amo como si fuese aquella primera vez que tus ojos quedaron en mi.
Despacio irán mis caricias, mientras tú te aferras a mis besos que reposan por tu cuello. Despacio iremos juntos a la cama, donde nos complementaremos bajo el cielo.
Quisiera plasmar estas palabras sobre tu cuerpo. Con la sabia de mis deseos. Arrancarte la vestidura, y acoplarnos en el silencio.
Consumido por el agitado sentimiento de amor. Observo el horizonte de tu cuerpo. Y en las colinas de tu cadera. Admiro el reposo de mis besos.
Como en una hoguera encendida mis besos se cruzan sobre tu cuerpo. Yo te invento… como la lluvia que desaparece ante mí mirar. Yo te invento…como lo más profundo de este sentimiento…yo te invento.
Como un niño que espera la salida de la escuela. Como los últimos instantes de un atardecer. Como un último beso de despedida. Como la lluvia en los campos. Como los meses que siguen, como un grito que espera una respuesta. Como el último latir de mi corazón, bajo este sentimiento…así te esperare
Apago su sentimiento, sus deseos. Sin explicar una absurda razón. Lloro ante mis ojos fundidos de dolor. Y buscando su leyenda personal de mí se alejó. Ahora queda, el roto de su ausencia en mis domingos. La fuerza de sus palabras en mi mente. Y no busco más respuestas…a su huida…sin saber como enfrentar sin sentimientos, partió dejándome su alegría, sus deseos. Sus gotas de lágrimas sobre mi pecho. Y siendo ella la razón de este sentimiento, que no caducara con el correr de los tiempos. Yo así te llevare…dentro de mi, Diosa, manantial, fuente de amor inagotable. Yo aquí sentado observándote en tu libertad…te amare bajo mis silencio mas profundo…hasta volvernos a encontrar.
Aun no pasamos los huracanes y tormentas de este amor. Aun no llegamos al invierno que habíamos intentado llegar. Aun no decidimos el color del cielo que desearíamos mirar. Aun no he dicho basta. Aun no comenzamos a caminar, haciendo rutina los días. Aun tus ideas no están en amar…, ya que tienes otras prioridades. Aun no te he dicho adiós, hasta aquí pude aguantar. Aun no bajare mi guardia aun no me rendiré…aun te buscare en la soledad de la noche. Aun te amare…aun aunque mis lágrimas de dolor no los puedas ver. Por ti luchare…por que haces estremecer mi ser.
Tú traes la fragancia de la primavera. El aroma de pino fresco. Tú llevas la esencia del cosmos. La alegría desprendida de los labios. Tu alma es la que perdura, durante siglos… tu piel es la que se conjuga con las tormentas de arena. Tu tan solo tú.
El aguarda en la cima de la montaña. Dejando en la distancia. Ya varias primaveras azotaron su flor de lirio. Ya su piel se han vuelto secos…y en ellas se hallan retazos del tiempo. Varios amaneceres guardan los ojos ya cansados…meditabundo…toma aquellos papiros con la alegría y esperanza. Se aferra a los arrullos de la brisa que se escapan por los orificios de su cabaña.  Y aquel día…tomo su corazón, fe y esperanza. Su ilusión convertida en lagrima, y gritando el nombre de su amada en silencio, partió en busca de su amor. Mientras en su sendero, las luciérnagas iluminaban su camino. Cada paso que arremetía, se volvía joven. Con cada soplo de aire observaba su horizonte iluminado por la luna.  Ya sus lágrimas no traían tristeza, fue cuando los trinos de aves irrumpieron los cantos de grillos. Fue ahí, cuando vio a su amada, flamante, impoluta, esperando en su silencio. Sin mediar palabras…se fundieron en la estepa y densa neblina de sus sentimientos.
Diosa Diana, dame tu calma. Diosa diana, enséñame tu fuerza ante las tormentas. Diosa Diana, cúbreme entre tus brazos. Diosa Diana, te venero, ante mis plegarias…Diosa Diana, guárdame en tus recuerdos, en tu alegría infinita. Diosa Diana, déjame contemplar tu sonrisa.
Sara,  mi pasión inexplicable, mis alas, mis ojos en los días oscuros…simplemente Sara, mi memoria, alma y corazón. Sara.
Libre, loco, tonto atónito, furioso, hormigueo en mi vientre…nudos de garganta. Frio y tibio…así me siento cuando estas a mi lado. Así me siento por que sé que te amo.
Te nombro en mis poemas en el clímax de mis versos. Eres la llama de mis venas, tus labios el tinto de mis locuras. Te nombro mi Diosa, mi musa, mi Clío…guardiana de mis palabras, antes de existir junto al papiro.
Que angustias guarda tu silencio. Como bloques de cemento, sin mediar…palabra alguna. Quisiera saber que susurras al viento. Que son tus sueños en el firmamento. Como le explico a la luna que ya tus ojos no observan a los míos. Como explico al cielo que guardo para ti un sentimiento eterno.
Deja que el tiempo corra. Deja que tus temores en mi baúl. Deja de ser gitana y ven a la cama, deja tu espalda para las caricias de mis lágrimas. Deja  que mi sangre surja sobre la tuya, cuida mi herida. Esperemos el otoño, verano…esperemos y volvamos a empezar sin recordar lo que dejamos atrás.
A ti que te nombra mis palabras. Que conjuga suspiros y anhelos. No se si las palabras se acabaran con tu silencio. No se si podre dormir entre el hueco de las sabanas que dejaste al partir. O quizás un fugaz deseo lo guarde dentro de mi ser…no lo se. Buscare en mi silencio el eco de tus palabras…y en mi angustia de saber de ti…los gemidos impregnados en el tiempo.
Volví al inframundo, buscando respuestas. Más tan solo halle, tu luz apagando toda sed de tristeza. Escale hacia el olimpo, bajo un desolado paisaje de llantos y penurias. Como ninguna otra musa, dios de mi deseo…te encontré bajo la luz de Helio…reposando a los cuatro vientos.

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